Hay recetas que te transportan a la infancia. Al igual que a muchos de vosotros os sucedió con las manzanas de caramelo, a mí esta receta me supone un viaje dulce a la niñez, pues rara era la reunión familiar en la que mi tía no las preparaba y yo las devoraba.
No era exactamente la misma receta, he modificado alguna cosa y he convertido a gramos las cantidades de "a ojo", "ya tú lo vas viendo", "lo que pida" o "tantos vasos, pero vasos de la Nocilla". Bueno, en algún caso he dejado la unidad de medida original para no desvirtuar del todo la receta. :-)
No sé qué tienen las recetas de las madres, de las tías y de las abuelas que las hacen tan especiales, porque no es solo el amor que ponían (o ponen) en ellas. Es algo más; quizá la mezcla entre la sencillez de su preparación, la humildad de los ingredientes y tus ojos de niño mirando cómo las cocinaba, no desde arriba, sino desde abajo. Y es que verlas hacer con ese "a ojo" no parece sino magia.
Dicho todo lo anterior, sobra decir que estos sándwiches están... ¡mmmmmmmm!
Ingredientes (para 15 sándwiches):
- 30 galletas maría hojaldradas
- 200 g de mantequilla salada
- 100 g de azúcar glass
- Leche (a ojo)
- Coco rallado (ya tú lo vas viendo)
Elaboración:
- Se bate la mantequilla con el azúcar glass y se rellenan con esta mezcla las galletas (yo lo he hecho con ayuda de una manga pastelera).
- Una vez formados los sándwiches, se sumergen 15 o 20 segundos en leche a temperatura ambiente, se escurren y se rebozan en coco rallado.
- Se conservan en el frigorífico y están mejor de un día para otro.
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